¿A quién le escribiste eso?
Es la típica pregunta,
que toda persona adjunta
cuando un sentimiento expreso.
A veces, pregunta al hueso
la que pretenden hacer
¿Y por qué quieren saber?
Preguntan ¿Con que intención?
¿Acaso la inspiración
se debiera detener?
¿A quién le escribiste eso?
Pregunta aquel que lee
y que comúnmente cree
saber lo que no confieso.
Porque ni yo tengo acceso
a algunos sentimientos,
que hacen que mi pensamiento
se convierta en poesía,
y escriba con la agonía
de lo que en mi pecho siento.
¿A quién le escribiste eso?
Muchos suelen preguntar
y yo ¿Quiero contestar
lo que en mi verso profeso?
¿A quién preocupa el exceso
de mi palabra mejor?
¿A alguien causa dolor?
¿O simplemente fastidia
a quien mira con envidia
que se escriba con amor?
¿A quién le escribiste eso?
Digo, es muy recurrente.
Anda pendiente la gente
de mi verso más travieso.
Todo el deseo que profeso
con mi letra enamorada,
por todos es cuestionada
como si fuera delito,
hacer un poema bonito
a la razón deseada.
¿A quién le escribiste eso?
¿¡Y que importa a quien le escribo!?
Yo en mis letras me desvivo
y de amar, ni un rato ceso.
Porque de amar vivo preso
y no tengo escapatoria,
mi amorosa trayectoria
que a la musa hoy quema;
mostrará que mi poema
tiene muy mala memoria.